Tener conciencia del ruido no es solo cuestión de volumen, sino de respeto. En el Mes de la Concientización sobre el Ruido, te proponemos pensar cómo nuestras acciones diarias pueden impactar la salud de quienes nos rodean. Gritos, música alta, bocinas innecesarias… todo suma, y más de lo que creemos.
Conciencia del ruido: cuando el sonido se vuelve invasivo
El ruido excesivo no solo molesta. También afecta la salud física y emocional. Puede causar desde dolor de cabeza y falta de sueño, hasta ansiedad, problemas de concentración y, en casos prolongados, pérdida auditiva.
Lo importante es entender que muchas veces el problema no es el ruido que recibimos… sino el que generamos sin darnos cuenta. Parlantes al máximo, herramientas sin protección, gritar en vez de hablar, usar la bocina como si fuera un lenguaje. Gestos cotidianos que, sumados, alteran el bienestar de quienes nos rodean.
Pequeños cambios, gran diferencia
No hace falta vivir en silencio. Pero sí podemos hacer algunos ajustes para vivir en armonía:
- Bajá el volumen si compartís espacio con otros, ejemplo en el colectivo.
- Usá auriculares sin que todo el colectivo escuche tu música
- Evitá bocinazos innecesarios.
- Si vivís en un edificio, respetá los horarios de descanso.
Bajar el volumen también es cuidar
La conciencia del ruido es también una forma de empatía. Porque nunca sabemos si del otro lado hay alguien que sufre de migrañas, tiene un bebé que intenta dormir o simplemente necesita un poco de paz. Cuidar el sonido que generamos es cuidar la salud del otro. Y eso, al final, también es saludable para todos.
Fuentes consultadas: OMS y Sociedad Española de Acústica