Autolesión y redes sociales: ¿un espacio de apoyo o un riesgo silencioso?

Autolesión

Las redes sociales forman parte de la vida cotidiana de millones de jóvenes. Son un lugar donde pueden expresarse, compartir sus pensamientos y conectar con otros. Pero, al mismo tiempo, pueden convertirse en un espacio que afecta la autoestima y la salud mental, especialmente en quienes atraviesan momentos de vulnerabilidad emocional.

Autolesión: cuando las redes son un refugio

Para muchos jóvenes, las redes sociales son más que un simple entretenimiento. Son un espacio donde encuentran contención, donde pueden hablar de lo que sienten sin miedo al juicio. En comunidades de apoyo, es más fácil conectar con personas que han pasado por experiencias similares, compartir emociones y sentirse comprendidos.

En un mundo donde la salud mental sigue siendo un tema difícil de abordar, muchos adolescentes encuentran en las redes una forma de expresarse y sentirse menos solos. Publicar un pensamiento, leer historias de otros o simplemente saber que hay alguien del otro lado que los escucha puede ser un gran alivio.

El lado oculto de las redes: comparación, perfección y baja autoestima

Las redes también están llenas de imágenes editadas, vidas “perfectas” y cuerpos que parecen sacados de una película. Para un joven que ya se siente inseguro, esta sobreexposición a un mundo idealizado puede ser devastadora.

Cuando alguien está en un estado emocional frágil, ver constantemente una realidad inalcanzable puede reforzar la idea de que “nunca será suficiente”. La presión por encajar, la comparación constante y la sensación de no estar a la altura pueden profundizar sentimientos de tristeza, ansiedad y, en algunos casos, llevar a la autolesión como una forma de lidiar con la frustración.

Cómo hacer de las redes un lugar más saludable

Las redes sociales no son buenas ni malas en sí mismas, pero es importante usarlas de manera consciente. Filtrar el contenido que consumimos, seguir cuentas que promuevan el bienestar y la autoaceptación, y recordar que lo que vemos en pantalla no siempre es la realidad, puede marcar la diferencia.

Además, es fundamental hablar sobre salud mental sin tabúes, educar a los jóvenes en el uso responsable de la tecnología y fomentar espacios donde puedan expresar sus emociones sin sentirse juzgados.

Fuentes consultadas: revistapcna.com y psicoevidencias.es

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