Cuando los medicamentos se convierten en un bien económico

Según la ley de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios de julio de 2006, un genérico es “todo medicamento que tenga la misma composición cualitativa y cuantitativa en principios activos y la misma forma farmacéutica, y cuya bioequivalencia con el medicamento de referencia haya sido demostrada por estudios adecuados de biodisponibilidad”. Es decir que, el menor precio de venta de un medicamento genérico se debe a los menores costes de investigación y desarrollo, lo que en ningún caso debe relacionarse con una disminución de su calidad, su eficacia o su seguridad.

Uno de los grandes temas es definir hasta qué punto el sector farmacéutico puede obstaculizar o impedir que los medicamentos genéricos lleguen al mercado.

En Estados Unidos, la ley Hatch-Waxman ha cumplido una función muy importante al estimular el desarrollo de medicamentos genéricos. Sin embargo, según el profesor Miguel del Fresno, especialista en trabajo social de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, el mercado de los Estados Unidos es muy diferente al europeo. En España, por ejemplo, el precio de los genéricos está regulado, lo que desincentiva alguna de las herramientas que usa la industria farmacéutica. En 2014, Fresno y Antonio López publicaron un estudio sobre la imagen de los genéricos. Su conclusión principal fue que existe “una estrategia de comunicación explícita con un objetivo muy claro: generar percepciones de riesgo a su alrededor para frenar su aceptabilidad social”.

En nuestro mercado farmacéutico, a poco más de una década de la ley 25649, conocida como ley de medicamentos genéricos, sólo una de cada cuatro recetas cumple con la normativa. En la actualidad, la mayoría de los médicos indica la marca que hay que comprar en un abierto retroceso a lo que ocurría antes de sancionarse esta ley, dictada dentro del marco de una grave crisis económica y social.

En la Unión Europea la participación de los medicamentos genéricos en el mercado farmacéutico total oscila en un 60% en unidades y 25% en valores, con un ahorro de 35 mil millones de euros al año, según los últimos datos de la Asociación Europea de Medicamentos Genéricos (EGA). Además, mientras 7 de cada 10 ciudadanos ingleses utilizan medicamentos genéricos y 9 de cada 10 españoles, en la Argentina el número de prescripciones de medicamentos no supera el 20% y 25% del total.

En el Informe sobre la Salud en el Mundo de 2010, Margaret Chan, directora general de la OMS, señalaba que cualquier sistema sanitario, antes de buscar dónde recortar el gasto en asistencia médica, tendría que buscar alternativas de eficiencia, mejores prácticas, mayor uso de genéricos, mejores incentivos para los proveedores, con una administración simplificada. Estas ideas deberían ser consideradas al diseñar “un nuevo ahorro” en el sector sanitario, lo cual sabemos que afectará no sólo a la población activa sino a la pasiva y con discapacidad sin voz para efectuar su reclamo.

Entonces, si la ventaja principal de los medicamentos genéricos es el impacto presupuestario, entendiendo que son productos de eficacia clínica demostrada y más económicos luego de haber expirado el período de exclusividad de la marca, con un ahorro comprobado para el paciente entre el 25% y el 50% respecto al coste del medicamento con marca equivalente, ¿cuáles son las reales dificultades para su difusión, si además está claro que contribuyen a la sostenibilidad del sistema de salud?

Fuente: Infobae
Por: Mónica Aranda, Investigadora del Instituto de Ciencias Sociales de la Fundación UADE.

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