¿Alguna vez tuviste una crisis epiléptica o conocés a alguien que haya tenido una? Son episodios de actividad descontrolada de las neuronas que puede causar cambios en la atención o en el comportamiento.
La epilepsia ocurre cuando los cambios constantes en el tejido cerebral lo vuelven vulnerable a una excitación o irritación extrema. El cerebro envía, entonces, señales anormales ocasionando convulsiones repetitivas e impredecibles. Una sola convulsión aislada no es sinónimo de epilepsia. Las crisis epilépticas suelen ocurrir con mayor frecuencia entre los 5 y los 20 años, así como en adultos mayores de 60.
Las causas más comunes de la epilepsia incluyen:
- Accidente cerebrovascular o accidente isquémico transitorio (AIT).
- Demencia, como el mal de Alzheimer.
- Lesión cerebral traumática.
- Infecciones, como absceso cerebral, meningitis, encefalitis y VIH/SIDA.
- Problemas cerebrales presentes al nacer (anomalía cerebral congénita).
- Lesión cerebral que ocurre cerca del momento del nacimiento o durante este.
- Trastornos metabólicos presentes al nacer (como fenilcetonuria).
- Tumor cerebral.
- Vasos sanguíneos anormales en el cerebro.
- Otra enfermedad que dañe o destruya el tejido cerebral.
Los síntomas suelen variar de una persona a otra, ya que el tipo de convulsión depende de la parte del cerebro afectada. Algunas personas pueden tener simples episodios de ausencias, mientras que otras pueden presentar pérdidas del conocimiento y temblores violentos. En varios casos, las personas con epilepsia suelen tener sensaciones extrañas antes de cada convulsión, como hormigueo, cambios emocionales o sentir un olor que realmente no existe. Esto se denomina aura.
El tratamiento de la epilepsia incluye tomar medicamentos, cambiar el estilo de vida y, en algunos casos, someterse a cirugía. Los fármacos utilizados para tratar la epilepsia, llamados anticonvulsivos, son administrados por vía oral y también son eficientes para reducir la cantidad de crisis. El tipo de medicamento recetado dependerá del tipo de convulsiones que presenta el paciente. Por eso, resulta fundamental siempre consultar a un médico profesional.
Si bien no existe una forma particular para prevenir la epilepsia, una dieta y sueño adecuados, así como evitar las drogas y el alcohol, pueden disminuir la probabilidad de desencadenar convulsiones en personas con esta enfermedad.
Fuente: medlineplus.gov