“Coronainsomnio”: la pandemia y sus efectos en el sueño

Coronainsomnio

Los resultados de múltiples estudios y encuestas revelan la falta de sueño como una de las consecuencias más generalizadas de aquellos que han sufrido Covid-19.

Como si el nuevo coronavirus no hubiera causado ya suficiente destrucción en el mundo, los médicos e investigadores están viendo señales de que también está causando un daño profundo al sueño de las personas. El “coronainsomnio”, como lo llaman ahora algunos expertos, podría tener ramificaciones profundas en la salud pública, generando una nueva población masiva de insomnes crónicos que deberán lidiar con una disminución de la productividad y paciencia, y mayores riesgos de hipertensión, depresión y otros problemas de salud.

Entre la gran cantidad de pérdidas sufridas por millones de personas en todo el mundo durante la pandemia de COVID-19, la falta de sueño puede ser la más generalizada, con consecuencias negativas prolongadas para la salud física, mental y emocional, tal y como sugieren investigadores del sueño.

Cifras que alarman

  • En el Reino Unido la cantidad de personas que experimentan insomnio aumentó de una de cada seis a una de cada cuatro.
  • En China, las tasas de insomnio aumentaron del 14,6% al 20% durante el confinamiento más estricto.
  • En Italia se observó una “prevalencia alarmante” de insomnio clínico, y en Grecia, casi el 40% de los encuestados demostraron tener insomnio.
  • La palabra “insomnio” se buscó en Google más en 2020 que nunca antes.
  • En resumen, muchos de nosotros ahora somos insomnes.

La pandemia en su segundo año y meses de distanciamiento social han sacudido nuestras rutinas diarias, borrado los límites de la vida laboral y traído una incertidumbre constante a nuestras vidas, con consecuencias desastrosas para el sueño. A causa de ello nuestra salud y productividad podrían enfrentar serios problemas, como dificultad para conciliar el sueño o tener un sueño de mala calidad, sufrir trastornos de la alimentación, ansiedad, depresión, enfermedades cardiovasculares y diabetes.

Cómo resolverlo

El incremento del uso de medicamentos recetados, al menos al principio de la pandemia, no es una sorpresa. Muchas personas acuden a médicos de atención primaria por problemas de sueño, y las pastillas que recetan pueden ser efectivas y seguras en el corto plazo. Sin embargo, no son recomendadas para el insomnio crónico.

Hay un creciente reconocimiento en el campo médico de que el mejor tratamiento es la terapia cognitiva conductual para el insomnio (conocida como TCC-I) que mejora la “higiene del sueño” (no fumar ni beber antes de acostarse, por ejemplo) y entrena al cerebro para asociar la cama con el sueño solo con cambios de comportamiento.

Fuente: Washington Post

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