Lactancia materna: beneficios para el bebé y la mamá

Lactancia materna

Se conoce como lactancia materna al proceso por el cual la mamá alimenta a su hijo recién nacido a través de la teta. Se recomienda que la leche sea el principal alimento del bebé al menos hasta los dos años, ya que provee todas las vitaminas y minerales, es más fácil de digerir que las fórmulas y hay menos probabilidades de reacciones alérgicas.

Los beneficios de amamantar

El contacto “piel a piel” es fundamental y es muy importante que la mamá coloque a su bebé contra su pecho al momento de nacer y amamantarlo, dentro de la primera hora de nacido.

Para dar la teta es importante que la mamá esté tranquila y el bebé bien sostenido y seguro.

Para las madres

El sentimiento de realización: la lactancia brinda una experiencia emocional única para la madre y el bebé, creándose una conexión física y emocional única y poderosa.

Liberación de hormonas: en este acto se liberan hormonas como la Prolactina, que produce una sensación de calma y positivismo que le permite relajarse y enfocarse en su hijo. Por su parte, la Oxitocina promueve un fuerte sentido de amor y apego entre ambos.

Mejora la salud: brinda una recuperación del parto más rápida y confortable. La hormona anteriormente mencionada (oxitocina) actúa con toda su fuerza para regresar el útero a su tamaño regular de forma rápida. También ayuda a reducir el sangrado y la depresión post-parto.

Para el bebé

Como decíamos, la leche materna es el mejor alimento infantil que existe, el más equilibrado y contiene todos los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo del recién nacido. En las primeras etapas de vida del bebé es determinante en el desarrollo de su sistema inmunológico.

Beneficios del calostro: es la leche de apariencia entre blancuzca y amarillenta, rica en nutrientes y anticuerpos que el bebé necesita justo después de nacer. Provee una gran cantidad de defensas inmunológicas, especialmente para proteger los intestinos, nariz y garganta, que son las partes más susceptibles a virus, bacterias e infecciones. Además, ayuda a reducir la absorción de bilirrubina y se digiere fácilmente, lo que aumenta la demanda del bebé y estimula la producción de leche en la madre.

Reduce la predisposición a enfermedades: tanto respiratorias, infecciosas, molestias digestivas e intestinales. Previene las alergias a alimentos, factores ambientales y en la piel.

Favorece el desarrollo: de la mandíbula, los dientes y el habla. El acto de succión contribuye al avance de la mandíbula.

Crea un fuerte vínculo entre madre-hijo: cubriendo necesidades como la proximidad y seguridad que favorecen la autoestima del niño y la relación con la madre.

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