MITOS Y VERDADES SOBRE EL SUICIDIO

MITOS Y VERDADES SOBRE EL SUICIDIO

Hoy es el día internacional de la prevención del suicidio y nos parece interesante hablar de algunos mitos y verdades en relación a este tema. La información es clave para detectar situaciones y actuar a tiempo ante una presunta intención suicida.


Cada 40 segundos, una persona se quita la vida, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La Argentina se ubica 66 de 172 entre los países con mayor tasa de suicidio. De acuerdo con el Ministerio de Salud de la Nación, en el país se producen más de 3 mil suicidios por año.

Ahora hablemos de algunos mitos y verdades sobre el suicidio, que son muy importantes a la hora de identificar actitudes o situaciones que deriven en el peor final.

Mito 1: “El que se quiere matar no lo dice”

De cada 10 personas que se suicidan, 9 de ellas dijeron claramente sus propósitos y la otra dejó entrever sus intenciones de acabar con su vida.

Mito 2: “El suicidio no se puede prevenir porque ocurre por impulso”

Toda persona antes de cometer un suicidio evidencia una serie de síntomas que han sido definidos como síndrome presuicidal, consistente en constricción de los sentimientos y el intelecto, inhibición de la agresividad, la cual ya no es dirigida hacia otras personas reservándola para sí, y la existencia de fantasías suicidas, todo lo que puede ser detectado a su debido tiempo y evitar se lleven a cabo sus propósitos.

Mito 3: “Todo el que se suicida está deprimido”

Aunque toda persona deprimida tiene posibilidades de realizar un intento de suicidio o un suicidio, no todos los que lo hacen presentan este desajuste. Pueden padecer esquizofrenias, adicciones, trastornos del carácter, etc.

Mito 4: “El suicidio se hereda”

No está demostrado que el suicidio se herede, aunque se puedan encontrar varios miembros de una misma familia que hayan terminado sus vidas por suicidio. En estos casos lo heredado es la predisposición a padecer determinada enfermedad mental en la cual el suicidio es un síntoma principal, como por ejemplo los trastornos afectivos y las esquizofrenias.

Mito 5: “El suicida desea morir”

El suicida es ambivalente, es decir desea morir si su vida continúa de la misma manera y desea vivir si se produjeran pequeños cambios en ella. Si se diagnostica oportunamente esta ambivalencia, se puede inclinar la balanza hacia la opción de la vida.

Mito 6: “Si de verdad se hubiera querido matar, ya lo hubiese hecho”

Como decíamos, todo suicida se encuentra con deseos simultáneos de morir y de vivir. El método elegido para el suicidio no refleja los deseos de morir de quien lo utiliza y proporcionarle otro de mayor letalidad es calificado como un delito de auxilio al suicida (ayudarlo a que lo cometa), penalizado en el Código Penal vigente.

Mito 7: “El que intenta el suicidio es un cobarde / un valiente”

Los que intentan el suicidio no son valientes ni cobardes, pues la valentía y la cobardía son atributos de la personalidad que no se cuantifican o miden según la intención de quitarse o no la vida.

Mito 8: “Los niños/as no se suicidan”

Después de que un niño/a adquiere el concepto de muerte puede cometer suicidio y de hecho ocurre este acto a estas edades.

Mito 9: “Los que intentan el suicidio quieren llamar la atención”

Aunque no todos los que intentan el suicidio desean morir, es un error tildarlos de alardosos, pues son personas a las cuales les han fracasado sus mecanismos útiles de adaptación y no encuentran alternativas, excepto el intentar contra su vida.

Fuente consultada: msal.gob.ar

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