Pieles sensibles: un verano sin quemaduras solares

Los riesgos de la exposición al sol son uno de los temas más delicados del verano, especialmente para quienes tienen pieles sensibles. Por eso, antes de poner nuestra cara y cuerpo bajo el sol (sea en la playa, en la pileta o yendo a comprar al almacén) es importante saber a qué nos estamos exponiendo.

Lo primero que tenemos que decir es que no existe un bronceado seguro y saludable, ni es cierto que la piel no se daña si la tostamos de a poquito. El dermatólogo Andrés Politi (M.N. 73.970) contó en una nota para TN Salud que el hecho de tener la piel curtida, como solemos verla en trabajadores de la tierra o constructores, no significa que su piel se haya adaptado o que tolere bien el sol.

El especialista asegura que “el bronceado es la forma en que reacciona la piel frente a un daño previo (…) A las personas de piel muy blanca, les aconsejo respetar su blancura. Si toman mucho color, en el momento no pasa nada, pero eso aumenta la posibilidad de que se le dañe, seque, arrugue o manche la piel, incrementando el riesgo de cáncer de piel”.

Tips para cuidar la piel en verano

Algunas recomendaciones a tener en cuenta al exponernos al sol, especialmente en casos de pieles sensibles son las siguientes:

• Evitá el contacto directo con el sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.
• Siempre que puedas, permanecé en la sombra: al hacer una fila, esperar un transporte público, etc.
• Usá protector solar de factor mayor a 30. Y renová la aplicación cada 2 horas.
• Tomá al menos 2 litros de agua por día, más allá del calor, para mantener siempre hidratada la piel.

El peligro de los rayos UV

Ya sabemos que la exposición solar fuerte puede provocar daños muy graves en la piel, como quemaduras, alergias, manchas y arrugas. Incluso es una de las causas principales de la aparición de melanomas y del envejecimiento prematuro de la piel con hasta un 90% de signos visibles.

Es importante también aclarar que los rayos UV se mantienen relativamente constantes durante todo el año y son tan dañinos en verano como en invierno.Fuente consultada: TN Salud

Los riesgos de la exposición al sol son uno de los temas más delicados del verano, especialmente para quienes tienen pieles sensibles. Por eso, antes de poner nuestra cara y cuerpo bajo el sol (sea en la playa, en la pileta o yendo a comprar al almacén) es importante saber a qué nos estamos exponiendo.

Lo primero que tenemos que decir es que no existe un bronceado seguro y saludable, ni es cierto que la piel no se daña si la tostamos de a poquito. El dermatólogo Andrés Politi (M.N. 73.970) contó en una nota para TN Salud que el hecho de tener la piel curtida, como solemos verla en trabajadores de la tierra o constructores, no significa que su piel se haya adaptado o que tolere bien el sol.

El especialista asegura que “el bronceado es la forma en que reacciona la piel frente a un daño previo (…) A las personas de piel muy blanca, les aconsejo respetar su blancura. Si toman mucho color, en el momento no pasa nada, pero eso aumenta la posibilidad de que se le dañe, seque, arrugue o manche la piel, incrementando el riesgo de cáncer de piel”.

Tips para cuidar la piel en verano

Algunas recomendaciones a tener en cuenta al exponernos al sol, especialmente en casos de pieles sensibles son las siguientes:

• Evitá el contacto directo con el sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.
• Siempre que puedas, permanecé en la sombra: al hacer una fila, esperar un transporte público, etc.
• Usá protector solar de factor mayor a 30. Y renová la aplicación cada 2 horas.
• Tomá al menos 2 litros de agua por día, más allá del calor, para mantener siempre hidratada la piel.

El peligro de los rayos UV

Ya sabemos que la exposición solar fuerte puede provocar daños muy graves en la piel, como quemaduras, alergias, manchas y arrugas. Incluso es una de las causas principales de la aparición de melanomas y del envejecimiento prematuro de la piel con hasta un 90% de signos visibles.

Es importante también aclarar que los rayos UV se mantienen relativamente constantes durante todo el año y son tan dañinos en verano como en invierno.

Fuente consultada: TN Salud