Con una muestra fotográfica, food trucks y totalmente renovada, reabrió la plaza Roberto Arlt, con un Paseo de la Diversidad. En pleno centro porteño, en Rivadavia y Esmeralda, es una de esas pocas plazas entre medianeras que tiene la Ciudad. Que además cuenta con una historia muy curiosa, ya que tuvo diferentes destinos a lo largo de los años; ahora, luego de una extensa etapa de abandono, finalmente fue recuperada para convertirse en la primera plaza porteña dedicada a la diversidad.
La plaza posee un circuito peatonal que une la entrada de Rivadavia con el ingreso de Esmeralda. Se intervinieron las paredes con el arcoíris LGBTIQ (las siglas de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales, Intersexuales y Queer); también se colocaron banners para exhibiciones itinerantes relativas a la diversidad sexual y de género; y se instaló un módulo informativo para que los miembros de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (www.falgbt.org) realicen charlas y actividades.
El paseo quedó inaugurado con la muestra fotográfica “Ser y Sentir”, sobre la libertad de expresarse en el espacio público. En este sentido Felipe Miguel, jefe de gabinete porteño, consideró a Buenos Aires “como una de las ciudades más diversas del mundo y eso es un motivo de orgullo para todos los porteños. Estamos a la vanguardia en materia de políticas públicas acerca de la diversidad”, sostuvo el funcionario.
Desde la Federación coincidieron, aunque remarcaron la necesidad de continuar trabajando en políticas públicas: “Argentina está a la vanguardia internacional en materia de derechos adquiridos a partir de las leyes de la igualdad que conquistamos en la última década. El trabajo sostenido con políticas públicas, relacionadas a la diversidad sexual en todo el territorio nacional, es un camino que construimos desde la militancia de las organizaciones de la diversidad y de la sociedad civil, aunque entendemos que falta todavía mucho para alcanzar esa igualdad real que todxs queremos” dijo Marcela Romano, presidenta de la entidad.
En relación a la plaza, la Ciudad detalló que se “incorporaron 820 metros cuadrados de superficie verde”; también se agregó nuevo mobiliario urbano (bancos y sillones BKF de concreto) y se creó un espacio gastronómico para food trucks. La idea es que la gente de la zona se acerque a almorzar al aire libre, por este motivo habrá también mesas removibles. Además de las características gradas que tiene la plaza, que también fueron acondicionadas.
Además se refuncionalizaron las fuentes que se encuentran en el interior y se colocó luminaria led. De esta manera la plaza deja atrás años de abandono, porque allí fueron a parar los manteros desalojados de la calle Florida. Una situación que desvirtuó por completo a la plaza, pero además fue un fracaso, porque los manteros abandonaron el lugar, ya que nadie ingresaba a comprar.
La plaza tiene una historia muy particular: fue un cementerio de pobres y ajusticiados durante la época colonial, un colegio y asilo de huérfanas en el siglo XVIII y también un hospital de mujeres. En el predio funcionó el edificio de Asistencia Pública durante siete décadas hasta que cerró en 1969.
Fuente: Clarín
Foto: Diego Díaz