86000 KILÓMETROS POR UN MUNDO MEJOR

Veinticinco neumáticos, 12 cadenas de bicicleta y dos sillas de montar: esas son las herramientas que necesitarías si tu plan fuese recorrer 86.000 kilómetros y visitar cuatro continentes en bicicleta. Ese fue el caso de Stephen Fabes, el médico londinense que en el año 2010 le dijo adiós a su trabajo en el hospital St. Thomas, y se dispuso a pedalear por Europa, América, África, Oceanía y Asia. ¿Cuánto le llevó? Nada más y nada menos que seis años.

Dependiendo del clima, recorrió entre 40 y 100 kilómetros por día, y vivió con menos de 10 dólares por día, incluyendo los costos de alojamiento.

Su propósito inicial era recaudar dinero para la organización benéfica británica, Merlin (Ayuda de Emergencia Médica Internacional), pero una vez adentrado en su viaje comenzó a conocer e interesarte cada vez más en las personas que se encontraba en su ruta. “Sentí que podía aprender acerca de la sociedad en general observando a las personas que no estaban integradas a ella”, explica.

De este modo, se involucró en proyectos de salud sin fines de lucro en Asia, incluyendo una clínica médica flotante en Camboya y una de tuberculosis en la frontera entre Tailandia y Birmania. “Las organizaciones no gubernamentales no estaban haciendo mucho trabajo en el interior de Birmania en ese momento, por lo que los refugiados que cruzaban el río, en su mayoría miembros de la comunidad Karen y, repudiados porque tenían VIH, a menudo recibían tratamiento en esa clínica”, cuenta.

Una de las experiencias más aterradoras para Fabes fue ver un arma de fuego metiéndose en su carpa en medio de la noche en un lugar remoto de Perú. “Un tipo apuntó el arma hacia mí y me dijo que saliera. Me hizo entrar en su casa. Estaba lloviendo mucho, su casa era la única en la zona y parecía vacía”, relata. “Me di cuenta de que él se veía muy nervioso. Finalmente puso su arma en el suelo. Había sido robado un mes antes y pensaba que yo estaba asociado con los ladrones. Unos 20 minutos más tarde me hizo sopa”.

“Disfruté del espacio para pensar; de cierta manera es un lujo”, reflexiona. “Yo no tenía mucho tiempo para pensar cuando estaba en Londres, y eso es lo que realmente disfruté de este viaje”.

Fabes planea escribir sobre sus aventuras y las enseñanzas que le dejó el viaje. Su mayor descubrimiento fue encontrar que el mundo es un lugar más amable y más acogedor de lo que pensaba. “Quedé con una impresión muy positiva del planeta, que refuerza mi fe en la humanidad. Cuando se viaja en bicicleta el universo está de tu lado, recibís una gran cantidad de ofertas de hospitalidad”.

Fuente: www.bbc.com

Fuente: www.semana.com

Consultar
¿En qué te podemos ayudar?