Desmitificando la depresión: separar mitos de verdades

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La depresión es una enfermedad mental que afecta a millones de personas en todo el mundo. Alrededor de ella, rondan numerosos mitos que confunden, estigmatizan y generan falta de empatía hacia quienes la padecen. 

En este artículo desentrañaremos algunos de sus mitos más comunes y proporcionaremos claridad sobre lo que realmente ella implica.

Mito 1: “La depresión es estar triste”

La realidad es que la depresión va más allá de sentirse triste ocasionalmente. Se trata de una afección clínica que puede impactar en el bienestar físico y mental de una persona. Los síntomas incluyen cambios en el apetito, alteraciones en el sueño, fatiga constante y falta de interés en actividades que en el pasado resultaban placenteras.

Mito 2: “Las personas con depresión son débiles”

Muchas veces se asocia equivocadamente este trastorno con falta de fortaleza emocional. Y esto no es acertado, ya que puede tener múltiples causas, como factores genéticos, desequilibrios químicos en el cerebro y eventos traumáticos. Culpar a alguien por su depresión es tan injusto como culpar a alguien por tener diabetes o cáncer.

Mito 3: “¿Cómo va a estar deprimido si se la pasa haciendo chistes?”

La depresión no discrimina y puede afectar a cualquier persona, independientemente de su situación o de cómo se muestre hacia los demás. No siempre hay un evento desencadenante evidente, y a menudo las personas pueden ocultar su sufrimiento detrás de una apariencia aparentemente normal.

Mito 5: “Eso es una enfermedad”

Efectivamente es una enfermedad médica real y reconocida. Los cambios en la actividad cerebral, los patrones de sueño y los niveles de neurotransmisores son observables en personas con depresión. Negar la realidad de la depresión sólo perpetúa el estigma y dificulta que las personas busquen ayuda.

En resumen, la depresión es una enfermedad compleja que va más allá de simples sentimientos de tristeza. Desmitificarla es esencial para fomentar la empatía, el entendimiento y el apoyo adecuado hacia aquellos que la experimentan. Al educarnos y desafiar estos mitos, podemos contribuir a construir una sociedad más compasiva y consciente de la importancia de la salud mental.

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